Es difícil pensar en ser eficientes en algo que no se gestiona. Muchas veces en temas de Energía buscamos atajos (productos, acciones específicas, etc.) encaminadas a ser Eficientes Energéticamente, es decir, hacer lo mismo con menor coste de energía; pero sin tener implantado un mínimo sistema de gestión energética es difícil obtener buenos resultados.
Este sistema puede ser tan simple como un control de las facturas energéticas que puede realizar un particular, o la implantación de una norma UNE que una empresa pueda adoptar.
La Eficiencia Energética comienza por el conocimiento y definición de aquello que queremos mejorar y ese conocimiento es fruto de una correcta gestión.
Por ejemplo, la implantación de tecnologías de Medida de los Consumos Energéticos ayudara a las organizaciones a identificar patrones de consumo energético y establecer alertas sobre posibles desviaciones en dichos patrones.
La mera gestión energética ya garantiza cierto grado de Eficiencia Energética pero en cualquier caso debe ser el entorno donde poder realizar acciones encaminadas al Ahorro de Energía.
La Gestión Energética puede surgir desde dentro de las organizaciones, como una tarea más en su producción, o bien encargarse a empresas externas.
Este segundo modelo de externalización de la gestión energética lleva asociado muchos beneficios, sobre todo desde un punto de vista de resultados.
Encargar el outsourcing de la Gestión y Mejora de la Eficiencia Energética, es garantía de que se hará bien.
No se tratará de una tarea secundaria que en el seno de una organización se vea como una pérdida de tiempo que pocos entienden, por el contrario, la tarea de Gestión será llevada a cabo por una empresa profesional comprometida con la consecución de mejoras en la eficiencia energética de su cliente.
Además se puede establecer una serie de objetivos en dichos servicios que permitan mejorar en la gestión con el paso del tiempo y por lo tanto conseguir cada vez mayores ahorros en el consumo de energía.